martes, noviembre 25, 2008

Y tú tranquila

que nada me matará (*)

lunes, noviembre 24, 2008

Que te den

lo que no di

sábado, noviembre 22, 2008

Pero

tus nadas ganaron
a mis todos
pero
mi vida ganó
a tu indiferencia

miércoles, agosto 13, 2008

Amor intemporal

Da igual
Te quiero de día
Te quiero de noche
Te quise ayer
Te quiero hoy
Te querré mañana
Te quiero aunque te odie
Te quiero cuando hace sol
Te quiero cuando nieva
Te quiero cuando llueve en mi corazón
Te quiero aunque no deba
Te quiero aunque me duela
Te quiero aunque llore
Te quiero aunque muera
Te quiero aunque no quiera

sábado, julio 19, 2008

Me hablabas del sol

Me das todo al mismo tiempo que me das nada. Estaría mirándote toda mi vida. Mis ojos brillan cuando te ven. Así como el sol cuando se despide de la luna. Un sol. Eso decías que era. No me especificabas si era porque te daba luz... o te quemaba.

martes, julio 15, 2008

¿Carpe qué?

Me dijeron que luchase por mis sueños y en ese combate mis sueños ya me han dado por todos los lados. Me están ganando la partida. Me dijeron que con fe, ilusión, perseverancia, alcanzaría todo lo que me propusiera. Me enseñaron que no se ha tirar la toalla aunque ésta esté empapada de mazazos, pero también me enseñaron a no perder el tiempo. No creo que lo esté perdiendo. Qué relativo es todo. Escuché en alguna canción que hasta un loco se daría cuenta que sólo amanece una vez cada día. También leí que hay que vivir la vida como si cada minuto fuese el último. ¿Y eso cómo se hace? ¿Quién vive así? Mírame, aquí estoy escribiendo estas líneas que nunca leerás. No puedo pensar que estas son mis últimas palabras. Si tuviese que vivir siempre como si cada minuto fuese el último me pasaría todo el tiempo pegado a tus labios. Esos que temo y esos que ya no volveré a besar.

domingo, julio 13, 2008

Rabia

A ti te gusta que te acaricie, que te mire, que te hable, que te bese. A mi me encanta darte todo eso. Lo hago casi sin querer. Me sale por inercia. Quererte es muy fácil. Entenderte no tanto. Me dices que me echas de menos, pero son sólo palabras. Me ignoras. Y te ignoro. Te ignoro y paso de ti. Ni te miro, ni te hablo, ni te acaricio ni nada. Y me dices que te falta algo. A mí me ha faltado siempre y todavía no me he quejado. Me gusta estar a tu lado. Te dije que lucharía por ti hasta morir y mi esperanza se está muriendo. Creo que prefiero que se muera ella que yo cuando te vea marchar con alguien que no habrá peleado ni la cuarta parte de lo que estoy peleando yo por ti. No merezco tus desprecios, un menú que me sirves cuando te apetece y luego se te olvida. Yo no me olvido. No los merezco, ni me mereces. Y te darás cuenta tarde. Ya será tarde.

domingo, junio 29, 2008

Entender

De esos días

En los que piensas en qué has fallado
En los que piensas cuál fue el día y la hora en el que decidiste dar el paso
En los que piensas si realmente alguien vale la pena

Alguien
Sólo una persona
Si el loco soy yo
O son todos los demás
Si existe la buena fe
Y si existe, ¿dónde se perdió?

De esos días en los que ves en tu vida un laberinto
Sin salida, claro

De esos días en los desearías no necesitar a nadie ni a nada
Y que, sin embargo, necesitas
Pero sigues sin encontrar

De esos días en los que ni google tropezaría con lo que te hace falta
Porque no sabes realmente qué es
Y si lo sabes prefieres evitarlo saber porque sabes que no lo tendrás
¿Se entiende algo?
Yo no
No entiendo el mundo
Ni quiero entenderlo

●• Cc´

martes, junio 10, 2008

Superar y buscar

Superando momentos delicados. Superando engaños y desengaños. Superando traiciones y abundante nostalgia. Porque esto no es nada. Lo peor está por venir. Y lo mejor también, por suerte.

martes, marzo 18, 2008

Pensar

Pensando en el mañana, en quien vendrá, mientras escucho una y otra vez la canción que refleja lo que soy, que en estos momentos es poco.

Pensando que mañana volveré a sonreir con alguien correspondido, ese alguien con el que seguramente me he topado unas cuantas ocasiones y que, ingenuo de mí, he dejado marchar sin saber por qué.

Pensando en olvidarte pero sin olvidar que he pasado la tarde contigo. Y que cada vez que veía tus labios me lamentaba por dentro. Y que cada vez que veía a otro pensaba que ese afortunado al que mirabas podría ser yo.

Pensando sin querer pensar pero con la obligación de no dejar escapar más el tiempo. ¿Cuántas veces me lo he dicho ya? Estoy convencido que no es tan difícil.

Si todo estuviese en mi mano, si me marchase y supiera que a los que con los dedos de la mano puedo asegurar que quiero están a buen recaudo, que no les faltará de nada, si tuviese unos padres ricos que me lo pagasen todo, un sueldo brillante y no tuviese deudas pendientes, me iría. Quizá a los cuatro días regresase corriendo, pero echo de menos la sensanción de ser libre, de no estar atado. Irme me podría ir, y dejar todo desatado, sin lógica alguna, y vivir, qué sé yo... de lo que salga, pero quizá sería injusto para esos dos, o tres, que con los dedos de la mano y con la misma en el corazón puedo decir que estimo.

La verdad es que llevo un tiempo en el que voy hacia ninguna parte. Retrocedo más que avanzo. Me propongo cosas que no cumplo, me engaño a mí mismo y me siento estúpido. Es aquello del sentido de la vida. Es como si la haya tirado al traste tan joven. Como si todo lo que viene ya no me interesara vivirlo.

La vida está bien para el que lo tiene todo y no le falta de nada. La vida es una mierda para el que tiene que sudar como un cabrón para lograr una meta que nunca alcance.

No entiendo muy bien por qué escribo todo esto. A veces las yemas de mis dedos quieren contarme cosas pero lo hacen con cierta incoherencia. Hace tiempo que ando poco inspirado, no me salen cosas bonitas de mi puño y letra, aunque en el día a día trato de sonreirle a la vida. Me parece que, pese a todo, soy incapaz de no dedicarle una de las incontables sonrisas que le he dedicado al alba nada más levantarme.

Resignado, me voy a dormir. Soñando que resurjo y esperando lo inesperado.

sábado, marzo 15, 2008

Llorar



Entre la línea del bien y el mal estamos tú y yo
su quieres tú no quiero yo
si quiero yo, ahora tú no
Contigo odio las formas es tan bonito el contenido
debe ser amor aceptar que nunca estarás conmigo
que siempre serás tú mi consentido
y así siempre será,
y así siempre será...
Aunque no sea yo quien despierte contigo
aunque no sea yo quien cuide de ti
aunque no sea yo quien abraces cuando estás dormido
aunque no sea yo quien te haga feliz
Entre mis manos, mi voz, mi paz yo me quedo contigo
por encima del amor duerme lo que tú y yo sentimos
nuestros deseos viajan en un tren de largo recorrido
y aunque la estación, un beso de los que nunca nos dimos
como el sol de la mañana...
Aunque no sea yo quien despierte contigo
aunque no sea yo quien cuide de ti
aunque no sea yo quien abraces cuando estás dormido
aunque no sea yo quien te haga feliz
Aunque si sea yo quien se muere de celos
cuando me hablas de sueños y no piensas en mí
Aunque si sea yo donde buscas consuelo
con quien lloras tus penas pero nunca es por mí

miércoles, marzo 12, 2008

Tristeza

Qué triste ver el final de algo que ni siquiera comenzó
Qué triste no poder ser mejor para ti
Qué triste saber que nunca podrás hacer feliz a la persona que más amas
Triste

viernes, febrero 15, 2008

Saudade

El siguiente texto describe a la perfección la saudade, una especie de rara melancolía que para bien o para mal no puedo quitarme de encima en las últimas semanas. Viene y va, va y viene, pero no me acaba de abandonar. Es una palabra que me gusta, suena suave, y dice muchísimo. Es portuguesa (la palabra) y no tiene una traducción literal en español. Quizá también eso, su mística, es la que le añade valor. Seguro que much@s de vosotr@s sufrís -si es que se puede decir así- muchas de las cosas del texto siguiente y no teníais ni idea que todo aquello, mezclado, tiene nombre: saudade.

(Por Martha Medeiros)

Agarrarse el dedo con una puerta duele.
Golpearse la cara contra el piso, duele.
Torcerse el tobillo, duele.
Una bofetada, un puntapié, duelen.
Duele golpearse la cabeza con el borde de la mesa,
duele morderse la lengua, una caries y piedras en los riñones también duelen.

Pero lo que más duele es la saudade.
Saudade de un hermano que vive lejos.
Saudade de una cascada de la infancia.
Saudade del gusto de una fruta que no se encuentra más.
Saudade del papá que murió, del amigo imaginario que nunca existió...

Saudade de una ciudad.
Saudade de nosotros mismos, cuando vemos que el tiempo no nos perdona. Duelen todas estas saudades.
Pero la saudade que más duele es la saudade de quien se ama.
Saudade de la piel, del olor, de los besos. Saudade de la presencia, y hasta de la ausencia consentida.
Tú podías quedarte en la sala, y ella en el cuarto, sin verse, pero sabiéndose ahí.
Tú podías ir para el dentista y ella para la facultad, pero se sabían allí.
Tú podías pasar el día sin verla, ella el día sin verte, pero sabían del día de mañana.
Pero cuando el amor de uno acaba, o se torna menor, al otro le sobra una saudade que nadie sabe como detener.
Saudade es básicamente no saber. No saber más si ella continúa sufriendo en ambientes fríos.
No saber si él continúa sin afeitarse por causa de aquella alergia.
No saber si ella todavía usa aquella mini.
No saber si él fue a la consulta con el médico como prometió.
No saber si ella se alimentó bien últimamente por causa de esa manía de estar siempre ocupada.
Si él estuvo yendo a las clases de inglés, si aprendió a entrar en Internet y encontrar la página del Diario Oficial.
Si ella aprendió a estacionar entre dos coches.
Si él continúa prefiriendo la cerveza oscura.
Si ella continúa prefiriendo zumo de naranja.
Si él continua sonriendo con aquellos ojitos apretados...
Si ella sigue bailando de aquella forma enloquecedora...
Si él continua cantando tan bien.
Si ella continua detestando McDonald's.
Si él continua amando.
Si ella sigue llorando hasta en las comidas.
Saudade realmente es no saber!

No saber que hacer con los días que son más largos, no saber como encontrar tareas que detengan el pensamiento, no saber como frenar las lágrimas al escuchar esa música, no saber como vencer el dolor de un silencio...

Saudade es no querer saber si ella está con otro, y al mismo tiempo querer. Es no saber si él está feliz, y al mismo tiempo preguntar a todos los amigos por eso...

Es no querer saber si él está mas flaco, si ella está mas linda.
Saudade es nunca más saber de quien se ama, y mismo así doler.

Saudade es esto que sentí mientras estaba escribiendo y lo que tú, probablemente, estés sintiendo ahora después de leer...

"En alguna otra vida, debemos haber hecho algo muy grave para sentir tanta saudade..."

miércoles, enero 02, 2008

Confianza

En el estupendo blog de Maria* (ni pa ti ni pa mi, le pongo el esterisco y ya) escribía en uno de los comentarios algunos de mis siete deseos. No sé si para el año nuevo o para qué, pero los dos primeros los necesito como el respirar.

Confianza y seguridad. Quizá sea lo mismo, pero me urge. Me urge porque soy un cagao, un cobarde. No en todo soy un cagao y un cobarde. Menos mal. Por ejemplo, en la faceta laboral me considero bastante atrevido, he sabido decir que sí cuando me han ofrecido ser un rango superior y no me han temblado las piernas. En algunas cosas también lo soy. Por ejemplo, el día que hice el examen práctico de conducir iba a comerme el mundo. No iba asustado, no me hizo tomarme una tila, iba confiado. A pesar que la cagué y bien cagada y que suspendí. Aun así, después de cagarla aún confiaba en mis posibilidades y no me rendí. Estoy a punto de la reválida y ya me veo con la jodida 'L'.

Sin embargo, con las tías me entra un tembleque que me impide respirar, como que se esconde en un cajón toda la confianza que en alguna parte de mí tengo. Ni idea. Sólo sé que me cuesta. Me cuesta hablar de sentimientos cara a cara, me cuesta dar un beso, me cuesta lanzarme. Envidio al tonto a las tres que se las lleva de calle, que no sé con qué, las encandila. Bueno, sí lo sé y por lo que escribo esto: la confianza en uno mismo o el no pensar, porque deben ser sinónimos o en mi caso van de la mano.

Dos ejemplos: llevo (no lo he contado) como un año detrás de una chica. Ella lo sabe y aunque me ha dado más de arena que de cal (más malas que buenas o menos buenas de las que yo querría) no me he atrevido a darle un beso en condiciones. Siempre en la mejilla y porque un día me pinché y no sé cómo, se lo di. Luego de éste vinieron más, pero me cansé de la mejilla. También me cansado de ser yo el que va detrás sin recibir nada a cambio. Eso me ha ido matando y por ello me he propuesto olvidarla desde ya (aunque la vea día sí día también).

La cuestión es que el día 1 de enero, en plena celebración del año, la suerte llamó a mi puerta y yo la volví a rechazar. Mi mejor amigo y su novia lo tenían todo planificado. Conocí a una amiga suya y así a primera vista me gustó. Yo a ella también. Cuando mi amigo me lo confirmó no encontré el momento de "atacar" como él me decía. Nos cogimos de la mano, íbamos cogidos de la cadera como cualquier otra parejita... Y nada. No me atreví. Soy un cagao. Cuando pienso mucho me enredo y no hay quien desate esos hilos. Son los putos hilos que no me dejan respirar o ir a por lo quiero. En fin, que después de toda la noche con todo en bandeja y no atreverme (no soy un chico "fácil" o que le meta la lengua a la primera que vea) le pedí el teléfono y me lo dio. Ayer le hice una perdida y me la respondió. Pensé en enviarle un mensaje pero eso era demasiado cobarde. Así que después de estar por lo menos tres horas pensándolo (siempre sale mal si lo piensas) la he llamado y... ¡no lo ha cogido! Toma patada en los cataplines. Por fin me atrevo y nada. Ahora estoy jodido porque se creerá que soy un depravado o un enfermo que se ha obsesionado con ella. Y no, yo sólo quería ir al cine con ella, o ir a dar una vuelta o conocerla un poco más. Grrr.

Estoy bastante cansado ya. Dentro de dos días me reencontraré con la chica que tanto ha pasado de mí y volveré a echar por traste mis propósitos. Si no es ese día, será el siguiente. A no ser que ella se dé cuenta. Y con ésta última no sé si lo intentaré. Paso de ser yo el que siempre va detrás. Si le gusto, o le gusté o me quiere conocer, que lo diga ¿no? ¿Por qué siempre somos nosotros los que tenemos que dar el paso?

Bueno, me callo ya que están haciendo Los Serrano :P y quería desahogarme un poco. Necesito confianza y no sé donde encontrarlaaa!!

Escuchando... El tren de mitjanit, de Sau + El año cero, de Nek