sábado, diciembre 22, 2007

Báilame el agua

Hace poco he visto una película muy recomendable. Se llama como el título del post. Es española y a pesar de ello creo que buena. Al menos interesante, sobre todo para los jóvenes, no sé. La cuestión es que en ella hay varios momentos de esos que ponen los pelos de punta. Uno de ellos es el siguiente.



Báilame el agua.
Úntame de amor y otras fragancias de su jardín secreto.
Riégame de especias que dejen mi vida impregnada de tu olor.
Sácame de quicio.
Llévame a pasear atado con una correa que apriete demasiado.
Hazme sufrir.
Aviva las ascuas.
Ponme a secar como un trapo mojado.
No desates las cuerdas hasta que sea tarde.
Sírveme un vaso de agua ardiente y bendita que me queme por dentro, que no sea tuya ni mía, que sea de todos.
Líbrame de mi estigma.
Llámame tonto.
Sacrifica tu aureola.
Perdóname.
Olvida todo lo que haya podido decir hasta ahora.
No me arrastres.
No me asustes.
Vete lejos.
Pero no sueltes mi mano.
Empecemos de nuevo.
Sangra mi labio con sanguijuelas de colores.
Fuma un cigarro para mí.
Traga el humo.
Arréglalo y que no vuelva a estropearse.
Échalo fuera.
Crúzate conmigo en una autopista a cien por hora.
Sueña retorcido.
Sueña feliz, que yo me encargaré de tus enemigos.
Dame la llave de tus oídos.
Toca mis ojos abiertos.
Nota la textura del calor.
Hasta reventar.
Sé yo mismo y no te arrepentirás.
¿Por cuánto te vendes? Regálame a tus ídolos.
Yo te enviaré a los míos.
Píllate los dedos.
Los lameré hasta que no sepan a miel.
Hasta que no dejen de ser miel.
Sal, niega todo y después vuelve.
Te invito a un café.
Caliente claro.
Y sin azucar. Sin aliento.

Cabe decir que Báilame el agua es una versión adaptada al cine del libro que lleva por título el mismo nombre, escrito por Daniel Valdés.

jueves, diciembre 20, 2007

El título que quieras

Naces de mí.
No como un pie o una mano, no.
Naces de mí para convertirte en algo mío.
Somos como el número uno,
como la mitad del todo.
Escribimos hasta que no podemos más
Escúpimos palabras para ver qué pasa... y nunca pasa nada.
Otro silencio y te vas.
Otro estúpido día
para terminar donde las palabras se quedan cortas,
donde ya no hay nada que borrar.
Como verás, dentro mío no se está tan mal...

Texto precioso procedente de la voz más tierna que en tiempo he escuchado. Y que ojalá llegue lejos, muy lejos. Donde ella quiera. Es bonito leerlo, y más escucharlo.

miércoles, diciembre 19, 2007

La vida sigue igual...

Julio, agosto, septiembre, octubre, noviembre y diciembre. La tira de meses que han pasado y este poema en forma de blog que un día abrí para explicar mis cositas ha estado callado. Y callado por dos sencillos motivos. Uno, por mi inconstancia. Me cuesta mucho, mucho trabajo, acabar, o seguir con algo que comienzo. Es algo, un defecto, que debo de pulir. Quizá con la llegada del nuevo año sea uno de los propósitos.

Hoy, mientras le daba un lavado de cara al blog me he leído algunos de mis escritos y la verdad es que la cosa, en todos estos meses, apenas ha variado. Mi vida sigue siendo igual. El amor por el que suspiro, tras estos meses, sigue siendo una nube de difícil alcance. Y así, por ese motivo también, he dejado casi en el olvido los despropósitos de este rinconcito en la net (que diría Malevolia y que me encanta).

¿Y qué razón me lleva de nuevo a aporrear el teclado y escribir algo a estas horas de la madrugada? Pues nada en especial, la verdad. Qué triste, ¿no? En estos meses de ausencia nada o casi nada destacable me ha pasado. ¿Es bueno o malo? Pues mirándolo desde la panorámica conservadora es relativamente bueno, ya que apenas he tenido disgustos, sobresaltos... No sé. Eso sí, días malos tenemos todos. Quien dice días dice semanas, quincenas...

Y sí, sigo soñando con ella. Hace dos días. Otra vez. Por nosécuántavez ya. Y me he dado un plazo (¡despropósito a la vista!): si antes de 2008 no ha pasado nada, se acabó. Año nuevo, año cero, vida nueva, objetivos nuevos, basta de malgastar tiempo. ¿Lanzar la toalla? No importa, tengo muchas otras. Y tal y como está el panorama me parece que no va a ser la única que lance al piso.

En fin, feliz Navidad a todos. A los que están solos. A los que no. A los que odian estas fechas porque les traen recuerdos. A los que no tenemos un duro pero queremos regalar ilusión. ¡Que nos toque la lotería ya! Queda un día menos para ser felices.

martes, julio 17, 2007

Ladrón sin remedio

Y robarte una mirada,
Esconderla,
Amarrarla,
Hacerla mía, y de nadie más
Convertirla en poesía
Como son tus labios
Como son tus ojos
Los que se despistan cuando aparezco
Los que no me encuentran cuando los busco
Los que me quitan el sentido
Ese que no encuentro a la vida
Si no me miras

miércoles, junio 20, 2007

Soñando con ella

Escuchando | Enrique Iglesias - Alguien soy yo

Es increíble, pero gracias a mis sueños, no a los que tengo despierto ni "mis aspiraciones" en la vida, sino a los de cada noche, a los sueños vestidos de sábana y almohada he podido cumplir, hacer, realizar, algo que no me atrevo a hacer con los ojos abiertos.

En las últimas cuatro noches, ¡cuatro!, he soñado con ella. Sí, y lo mejor de todo es que lo recuerdo. Recuerdo que paso por su lado y le acaricio la cintura mientras me mira con sus ojos brillantes. También cuando paso por su lado, le doy un beso en la mejilla derecha y me dice dulcemente "...qué imbécil...". Eso sí, también recuerdo que en mi sueño no me atrevo a decirle lo mucho que me gusta, o que la deseo, o... que no sé si se trata de una obsesión o qué. Da igual, la cuestión es que en el sueño tampoco me atrevo a expresar mis sentimientos a través de las palabras.

Tengo que decir que es una compañera de trabajo, por lo que la suelo ver frecuentemente. Ayer, trabajando, y antes de soñar mi mejor sueño hasta ahora, volvimos a dejarnos de hablar. Somos como dos críos. Cuando ella me habla yo no le hablo, cuando yo le hablo, ella no me habla. Pero cuando hablamos, es casi perfecto. Pues en esas que estábamos picados (ahora no le apetecía hablar a ella) cuando sin querer ella pasaba por detrás, yo moví el brazo y le di con el dedo en un ojo. Ella hizo gesto de molestia y yo arrimé mi brazo a su hombro, de lo poco que me atrevo a "tocarla", para disculparme. Sin embargo, ella me lo quitó como despreciándolo.

En ese justo instante me refugié en mí. Entendí que ni yo le gustaba, ni ella me debía de gustar. Nuestras piezas no encajan. No quiero pensar más en ella. Como ya he dicho alguna vez, no tengo ni idea lo que me gusta de ella. Hace unos días una amiga me dijo que pusiera en una balanza lo bueno y lo malo de ella. Y sí, habéis acertado, gana lo malo de y de calle. Aun así, o soy gilipollas o no "encuentro" a otra que me abra los ojos. Después de ese gesto que para mí fue bastante despectivo, me prometí ni dirigirle la palabra ni intentar pensar en ella.

Para ser sincero, no creo que le guste. Pero me agarro a un clavo ardiendo. Si ella se comporta como yo (a veces me habla, a veces no, me sigue el jueguecito de un día bien un día mal) quizá, digo quizá, es porque se pueda sentir como yo, y la timidez le pueda. No sé, es a lo que me agarro para creer que puede que pase algún día lo que anoche soñé.

Porque a pesar de su enésimo desprecio, anoche, cuando llegué a casa, lo primero que hice fue pensar en ella. En realidad, creo que pienso en ella cuando respiro. Pensé en enviarle un mensaje, o en llamarla. Pero después de "aquéllo" no podía ir detrás suya como un perrito. También pienso que como no le guste, que es lo más probable, y le envíe un sms ni me conteste, o que cuando la llame la cosa sea más fría que la punta de un iceberg. Pese a todo, mi cerebrito me ha hecho un gran favor, ya que esta noche he ensayado la escena que nunca me atreveré a protagonizar.

Esta noche he soñado con ella. Esta noche la he besado. He visto su cara, he suspirado, he saboreado sus labios, sus tiernos labios. He sentido que no era un sueño, porque el corazón me ha latido a cifras indescifrables. He sentido alivio. Mío y de ella. He sentido que al fin rompíamos la barrera de la timidez, de la vergüenza, del odio. Hemos hecho florecer un cuento que al fin tiene comienzo.

Pero mierda, sólo ha sido un sueño. La próxima vez que la vea seguirá siendo lo mismo. Hasta que un día la vea con otro, o se vaya para siempre, y me acuerde del sueño, de las palabras que mi boca nunca supo pronunciar, de los besos que mis labios tenían reservados para ella. De los sueños que nunca me atreví a realizar.

●• Cc´

sábado, junio 09, 2007

El último minuto

Escuchando | El canto del loco - Tal como eres

Soy tonto. O listo, al principio.

Porque de nuevo he vuelto a caer en la misma piedra: intuir una cosa y no evitarla, pues esa cosa sabía que no era positiva.

Otra vez me he esperado hasta el último momento de la última milésima de segundo para que mi mierda de vaticinio no se produjese.

Otra vez he salido con ella, por ella, para nada. Porque para ella no soy. O sí: soy aire, soy transparente, soy lo que me hace sentir que soy, gilipollas.

Es increíble las veces que me pregunto al día qué coño pinto aquí: cuál es mi función, mi misión en la vida. Para qué he nacido.

Por qué me preocupo tanto en gentes, en cosas, si sé de antemano que no será recíproco.

Pero siempre queda la esperanza del último minuto. De que todo puede cambiar, de que la suerte te dará la cara. Que su cara te sonreirá y te dirá: "Esto te lo mereces".

Y si eso algún día pasa volveré a llorar, pero esta vez de alegría.

PD: Hace un par de días (creo que más) vivo inundado en la nostalgia o qué sé yo y escucho canciones que de vez en cuando me permiten soñar, porque es eso, soñar. "Tal como eres", del Canto, la escucho con la desesperanza de saber que a nadie, estoy casi seguro, podré dedicársela jamás. También oigo "Por ti" y alucino en colores. Me gustaría que la vida fuese una canción. Sería preciosa...

●• Cc´

lunes, mayo 28, 2007

Fácil de escribir

Estoy a punto de irme a dormir cuando me acuerdo que tengo un blog en el que cuento las cosillas que a nadie le contaría. O quizá sí. Porque a veces me convenzo a mí mismo de que no tengo que contar una cosa y a la más mínima ocasión la cuento. Y encima a quien menos debo. Por fortuna, ésto suele ocurrir poco, ya que intento no fallarme.

Me estaba leyendo a mí mismo. Escribo poco pero cuando lo hago digo cosas. He recordado momentos, escenas que tenía archivadas en el olvido. Me he acordado de la chica que me ¿gustaba? y que, hoy, un mes y pico después, no sé si me gusta o no. Va a rachas, a veces sí, otras no. A veces me cabreo absurdamente con ella y nos dejamos de hablar porque sí. En líneas generales es bastante patético. Tanto que trato de convencerme a mí mismo de que no vale la pena.

Tiene varias cosas a favor y otras tantas en contra. Por un lado, ella, a pesar de ser bastante joven tiene las ideas claras, no sé. Es lo que veo. Es como si inspirara confianza, en saber lo que quiere en esta vida. Eso me gusta. Por otro, al ser joven, no sé distinguir si es o se hace la tonta. Yo espero que se lo haga. Pero no sé. Sigo sin aclararme. Ella dudo que quiera algo porque sino ya se hubiese insinuado, o quizá esté esperando que dé yo el paso. Recuerdo que hace meses me armé de valor. Me daba mucho corte decírselo. Estábamos trabajando y no me atrevía. Eso que al final, cuando se fue por la puerta una vez acabado su turno, fui corriendo al móvil y le envié un sms proponiéndole salir por la tarde. Su respuesta, lo habéis adivinado, fue negativa. En ese justo instante me sentí un fracasado y seguramente entendí que de compañeros de trabajo la cosa no pasaba. Así que no lo volví a intentar más, aunque me muero de ganas. Pero de ganas que me diga que sí, de más calabazas no, por favor. Así que por temor a éstas últimas ya no le he dicho nada y me he ido queriendo olvidar de ella, algo casi imposible al verla día sí día también. Pero en fin, se hace lo que puede.

Suelo salir los findes y las oportunidades digamos que no faltan. Igual que está lleno de tíos salidos, atrevidos o con ganas de diversión, también hay chicas que sin ningún pudor se te acercan en busca de algo más que tu mirada. Ese plan no es que me cautive, pero me estoy dando cuenta que es el único. Es el momento de disfrutar, de dejar de sufrir por ellas, que te rueguen ellas a ti, de que dejes de parecer un estúpido a sus pies para luego sentirte más estúpido aún. Ojalá fuese tan sencillo de hacer como de escribir.

En fin, corto el grifo porque es tarde y mañana hay que madrugar. No quería dejar un mes sin escribir aunque fuese unas simples líneas. Intentaré aparecer con más asiduidad, si es que hay alguien ahí detrás al que le entretiene, le hace pasar el rato o le aburre lo que escribo.

●• Cc´

domingo, abril 08, 2007

Naïve

Son las 6:26 de la mañana de este sábado santo que ya ha finalizado. Es decir, cuando acabe de escribir ésto, me acueste y mañana me levante, será domingo.

Lo bueno de poder escribir en este blog es que, quien me conoce, en el día a día, mis amigos y conocidos, no saben que soy yo quien lo escribe. Es bueno en parte porque así puedo decir todo lo que pienso como un mero anónimo, pero su lado menos bueno es que ellos quizá, nunca puedan entender el porqué de mis estados de ánimo, los cuales, y debido a sus altibajos, me hacen pensar muchas veces que no soy como el resto. O como la mayoría.

Me decía en uno de los pocos pero entrañables comentarios que recibo, Maria, que ella no perdía la ilusión porque era ingenua, porque era más joven y todavía no había perdido esa virtud o defecto, según se mire. Y yo, que muchas veces pierdo la ilusión por todo, como ahora cuando escribo estas líneas, soy el comandante general de la ingenuidad. No sé si está bien que yo lo diga, pero no pierdo por nada ese lado naïve que hace que me sienta muchas veces la persona más útil del planeta y otras como el más gilipollas.

Esta noche se le presentaba, a un servidor, como una gran noche, o cuanto menos, menos mala de lo que ha sido. En realidad, sé que son problemas secundarios, preocupaciones sin trascendencia, pero que en cualquier caso me hacen replantear siempre si la ingenuidad y la bondad no está hoy en día de moda, y por lo tanto dejarla de lado. Pero, evidentemente, no puedo. Me doy cuenta tarde de lo tonto que soy.

Salí del trabajo a eso de las once de la noche. Tenía dos opciones: ir con mis amigos de siempre (con los que suelo salir de fiesta cada finde) o una proposición que me atraía mucho: salir de fiesta con unas compañeras del trabajo. Me atraía, más que nada, porque hay una de ellas que me ¿gusta?. No sé. Gustar no es sinónimo de enamorar, pero gustar no me gustan todas. Quizá sienta algo por ella que podría desencadenar en un posible enamoramiento, siempre y cuando sea verdad que el amor exista. Pero a lo iba. Aunque mi cabecita me decía que con ellas no pintaría nada, mi corazón me gritaba que lo probase, que pocas veces iba a tener la ocasión de tenerla tan cerca. Y la suerte, o algo parecido, se alió conmigo. Uno de mis amigos me envió un sms y me dijo que, después de dos días de fiesta seguidos, se tomaban un kit-kat.

Guay, vía libre para salir con ellas y tener la ocasión de tenerla cerca. Yo, aunque quien no me conoce lo dudaría, soy muy cortado a la hora de ir a por quien me gusta. Máximo, en mis 20 años, lo habré intentado un par de veces. Una sin éxito y la otra con éxito efímero. La del éxito efímero fue no hace mucho. Fue la última chica a la que besé con el corazón. Fue la que me dejó en pedazos el corazón por ser un iluso, por ser yo.

Salgo del trabajo, me dirijo hacia mi casa: media hora andando para llegar a ella. Llego, enciendo el pc, entro en marca.com y veo que mi equipo ha perdido. Vaya mierda de forma de comenzar la noche. Me cambio. Me pongo guapo y me dirijo a casa de una de ellas, donde hemos quedado. Me pego un panzón de andar: unos 40 minutos.

Habíamos quedado en que cogeríamos un taxi e iríamos hacia la discoteca y que, para ahorrarme la caminata hacia la casa donde habíamos quedado, podrían coger ellas el taxi y venir a buscarme. Las llamo y me dicen que vaya. Y ninguna de ellas se acuerda que he trabajado ocho horas seguidas, que me tiro una hora entre ida y venida y que ahora andaré 40 minutos más. Y yo, como soy medio paleto para según que cosas, me callo, me pongo el mp4 y tiro para allá.

Por el camino empiezo a recordar lo mierda que es mi vida. No tengo casi nada de lo que alguien a mi edad tiene. Cuando salí del trabajo me encontré a un viejo amigo del instituto. El chaval no es muy agraciado ni cumple con los putos cánones de belleza que impone la sociedad, pero es majo de cojones. Me dijo que estaba esperando ¡a su novia!, que ya tenía carnet de conducir, y que ahora estaba peleando por sacarse el BAT, sí, eso que yo no tuve huevos de acabar.

La música que escucho no acompaña al positivismo, que digamos. Dentro de mí hay algo que me dice que no va a ser tan bonito como mi ingenuidad lo dibuja. Y, efectivamente, no fue ni la mitad de la mitad de la mitad que mi ingenuidad me había prometido que sería. Fue una mierda. Éramos seis, cinco chicas, entre ellas la que me ¿gusta? y yo. Ella y otras dos deciden ir al lavabo de la jodida discoteca a la que yo, por ser tío, he tenido que pagar por entrar, mientras que ellas lo hacen por la patilla. Ahí comienza mi calvario.

Efectivamente, no han ido al baño, han ido a dar vueltecitas por la abarrotadísima discoteca. Y yo, como tengo mucha imaginación, pienso lo peor: que se puede enrollar con alguno de esos babosos y cerdos que van a la disco en busca de sólo eso. ¿Para qué coño vengo pues, si no voy a verla, si no voy a estar con ella? Que tonto soy, con lo bien que me estaría en casa, tumbado en el sofá, viendo cualquier peli romántica, pienso.

Ella, para qué negarlo, es más rara que un perro verde. Te da una de cal (o millones de cal) y una de arena, lo que descentra por completo mis aspiraciones. Y más si soy un tipo creo que normal, con el que te ríes sin parar (hacer el tonto, utilizar juegos de palabras y eso, es lo mío), puedes hablar de lo que sea, no armo escándalos... no sé. Traducido sería que soy ingenuo y sobretodo muy soñador. Hoy en día se lleva lo de ser macarrilla, es lo que parece que les gusta: que les den caña, que sean malablaos...

Sin su presencia, en busca del baño, veo lo que nunca hubiese pensado que podría soportar ver. Presencio en directo cómo la última chica a la que besé con el corazón, de la que hablo un poco más arriba, se morrea con un tipo que es un calco de mí (al menos en lo físico) en mis narices. La ex en cuestión, por la que pensaba no sentir nada no me ve ni nada, pero en ese justo momento seguro que si salgo a la calle me atropella un coche. Una mierda, vamos.

Al final, y para ir acabando, nos encontramos con las chicas que se habían ido al baño después de una hora por lo menos y pillándolas saliendo de otro local, metiéndonos la excusa de que los baños de la discoteca en la que estábamos estaba a rebosar. ¿Y para eso te vas al de la discoteca del al lado? Hmm... Me toman por tonto y entonces yo ahí reacciono con mi fina ironía dejando caer alguna frasecita.

Después de una mini discusión vamos a otra discoteca y ya con las cinco, lo máximo que veo de ella, la que me ¿gusta? es su espalda y alguna mirada que no me concreta nada. Para más inri un tonto del culo se le acerca y en los labios de ella aprecio un "no quiero nada". Estuve a punto de ir y partirle en dos, pero me aguanté. Ella no sabe que siento algo por ella. Encima, luego vimos a ese mismo chico tirándole la caña a otras dos. Qué petardo. Después de ver la imagen de la ex con otro, ver a la chica especial con otro que a la primera lo consigue me hubiese provocado un ataque de algo. Pero bueno, al final lo único que hizo y que no encontré muy bien es que se hiciera una foto con unos desconocidos. Bueno, y que no me diera bola.

Ha pasado una hora desde que he comenzado a escribir, el alba me está saludando y yo voy a dejar esto así. Sólo quería escribir esto que siento, que cada vez me doy más cuenta que la gente sólo piensa en sí mismo, que no se para a ponerse en la piel del otro, que es cada vez más egoísta y que, por supuesto, desconocen el significado de la palabra naïve.

PD: Disculpad, a quien haya tenido el valor de leerlo, si hay alguna falta ortográfica, pero es que son las 7:31 y me voy a acostar que mañana (o más bien hoy), hay que volver a trabajar.

●• Cc´

jueves, abril 05, 2007

Llorando sonrisas

¿Qué hacer cuando ya nada te llama? Cuando no le encuentras sentido a todo, cuando lo que lo puede tener deja de tenerlo, cuando a la batería de tu corazón ya no le funcionan las pilas. ¿Renovarlas? Pues no sé. Llevo renovándolas demasiados años y siempre acaban agotadas, sin fuerzas ni ganas de seguir. Las pilas que hoy necesito están en lo más profundo del oceáno, en un lugar al que nadie llegará.

Y qué hacer... Seguir adelante, dicen. Uff. Pero cuesta tanto. Cada día es más de lo mismo pero con menos tiempo de reacción. La vida va pasando y en ella me dedico a llorar sonrisas como único consuelo para no rendirme nunca, que diría un gran forastero. Pero quizá esas sonrisas, quien sea, el de allí arriba o mi destino, las malinterpreta y las confunde con risas, con malignas risas hacia la vida. Tal vez Dios, o quien sea, se cree que me río de la vida. Y me lo paga así, con absurdas discusiones internas que a lo único que llegan es este estado anímco de ahorcamiento sentimental: de no creer en nada ni en nadie, de vivir por vivir, de decir por decir, de escribir por escribir.

Pero tranquilos, que mañana se me pasa.

●• Cc´

miércoles, marzo 28, 2007

Mierdavilloso

Sube el volumen de tu corazón. Escucha lo que dice el duende que edulcora tus sentimientos. Siente la sinfonía de buenos sueños que hay ahí dentro y a partir de ahí déjate envolver por la inexacta brisa que ella emana.

Cada vez cuesta más escribir cosas bonitas, porque cada vez las hay menos. Porque vives sabiendo de qué va la vida. De que si no la sigues no la consigues y que si la estás siguiendo y la dejas a un lado luego no hay quien la vuelva a intentar conseguir. Porque vives entusiasmado por la errónea apariencia de los demás, de los que dicen que eres y te mienten, de los que prometen y no cumplen. De esos cabrones que tiñen de negro tu llano camino azul.

Cada vez cuesta más reprimir la desilusión y mantener intacta la ilusión, aunque sin ella estemos acabados. Muchos días, como este mismo, del que se esperaba que fuese maravilloso y ha finalizado siendo mierdavilloso, uno guarda silencio y sube el volumen de su corazón. En días así, al duende le corroe la amargura; esta afónico. No dice nada, ni siquiera respira. Sólo sueña.

●• Cc´

domingo, febrero 18, 2007

Mi tonto carnaval en voz muy bajita

Como si del sol en un día de tormenta se tratara, andaba buscando el 17 efe del calendario. Carnaval. Te quiero, que dicen. Tenía ganas de querer algo. Y mira tú por donde que la suerte o no se qué se alió para que tuviese libre el esperado día D. Carnaval de fiesta, de música, (de huevos) confeti y serpentina.

Tenía en mente escribir una bonita historia de lo vivido. Más que bonita, la real. Que no ha estado mal, ha sido fantástica. Pero no. Mejor escogeré los momentos que quizá, y a estas horas en las que todos duermen, transitan por la cuerda floja de mi cerebrín.

1. Regalo abrazos. Por la tarde. Cruzando la plaza del ayuntamiento. Es carnaval y mucha gente no duda en disfrazarse. Una chica, a lo lejos, acompañada de una amiga, disfrazada de forma indescriptible pero con un cartel colgando sobre su cuello en el que se puede leer "abrazos gratis", me ofrece, así, por mi cara fea, un abrazo gratis.

-¿Quieres un abrazo? --me dice

- No, no --respondo con cara de gilipollas-. Ya le abrazo a él (y señalo al amigo que me acompaña).

La chica se va triste por no cumplir su objetivo y mientras, un señor mayor que iba detrás nuestro y que está un pelín celoso porque a él no le han ofrecido un abrazo gratis, suelta por esa experimentada boquita:

- A eso nunca se le dice "no"

Coño. El abuelo me hace reflexionar. ¡Me regalaban un abrazo y lo he rechazado! ¡Con lo caros que van los abrazos! Estoy para echarme atrás e ir corriendo a darle un fuerte abrazo. Un abrazo de arrepentimiento. Pero no. Pienso que ya es tarde, que paso de hacer el ridículo (?) y dar un abrazo a una tía que no conozco y que tal vez me ofrecería el más frío de los abrazos.

Pero por dentro sigo pensando. Que tonto he sido. Un abrazo de alguien tiene las mismas posibilidades que te toque que el gordo de Navidad. Que tonto que soy.

2. A tope, tío. Santi Millán en el carnaval. Impresiona. Parecemos tontos. De verlo siempre en la caja tonta a verlo en persona pues no sé. Piensas: "Joder, es de verdad, es persona" y por varios minutos nos ponemos a observarlo un colega y yo indecisos por ir y pedir hacernos una foto con él. Pero nada. Finalmente le dejamos en paz (ni siquiera le saludamos), que cuide de su criatura y de su mujer (¡menuda mujer!).

3. Manda huevos. Tengo aparcado en una plaza de parking cerrado con llave mi lado bandálico. De ello me doy cuenta cuando veo que algunos desalmados (?) se divierten tirando huevos a la gente que celebra el carnaval. Mi lado tierno se apiada de esa gente. No se merecen un huevazo. Prefiero no mirar y hacerme el sueco. Ese lado bandálico mi vida me dice que ya lo ha vivido y que nada bueno le puede aportar ahora. Pero muchos se lo pasan genial haciéndolo. Y aunque no son formas, los entiendo.

4. Esa especial. Chica, es lo que falta entre esa y especial. Hablando de lados. Hay uno que tengo superdesarrollado. El de la efímera felicidad, el de reir como un tonto durante minutos y minutos sabiendo, en mi subconsciente, que quien tengo delante piensa que soy así de tonto. Y quizá esté en lo cierto, porque si muestro ese lado es porque es parte de mí. Pero por suerte no es el único. La efímera felicidad encumbra momentos y los idealiza. Los imagina y los puede llegar a vivir con los ojos abiertos. Como cuando veo a esa especial. El inconsciente (que no el subconsciente) me dice que esos ojos gritan en silencio que las palabras sean traducidas al lenguaje de la no palabra. Pero mi consciente es consciente que eso es puramente imposible. Y así, mientras me hablen sub e in, pero mi consciente tenga toda la razón, poco hay que hacer.

●• Cc´

martes, febrero 06, 2007

Lo más bonito que el mundo haya visto

Sé que estás huyendo. Que estás muy lejos, o que tal vez estás aquí, cerca de mí, entrando por la puerta entreabierta de mi corazón, para que mis dedos rezumen estas palabras que sueñan contigo constantemente. Por un momento me da que sé. Sé algo. Y sé que llegarás. Y cuando llegue el momento de sentirte de veras, de conjugar sentimientos y que éstos sean reales, no te soltaré. Me agarraré a ti de tal manera que jamás te dejaré escapar. Y haré lo que más te guste. Si te gusta reír seré el tipo que más sonrisas te dibuje; si te sientes mal tendrás mi hombro para llorar; si tienes un día gris yo lo pintaré de azul; y si estás triste yo te haré feliz. Será complicado, pero tú, que en cualquier momento inesperado te cuelas en mí para luego volverte a marchar, me susurras al oído que será lo más bonito que el mundo nunca haya visto, que lo haremos sencillo y que nuestros dedos se unirán para formar una sola mano. La nuestra. De la que no me despegaré hasta alcanzar el cielo.

●• Cc´